Inspección reglamentaria conocida como ITV, que con periodicidad variable, en función de la categoría, antigüedad y servicio a que esté destinado el vehículo, es obligatorio que todo automóvil realice y en la que se controla el buen funcionamiento de todos los dispositivos de seguridad (frenos, dirección, alumbrado, suspensiones, etc.), estado de conservación general del vehículo y niveles de emisiones contaminantes.
El objetivo principal de la inspección ITV es verificar que los elementos de seguridad del vehículo se encuentran en unas condiciones de mantenimiento mínimas que le permitan circular por las vías públicas sin que represente un peligro, ni para sus ocupantes ni para otras personas.
La inspección es necesario realizarla en una estación ITV autorizada a tal fin por el órgano competente de la Comunidad Autónoma.
Una vez finalizada la inspección, si se ha superado con éxito, se recibe un informe, la pegatina oficial ITV que hay que colocar en el parabrisas delantero y se sella la ficha técnica. Si existen defectos graves o muy graves, se indica cuáles son, qué reparaciones son necesarias y cuándo se debe volver.
Además de las inspecciones periódicas, también existen inspecciones no periódicas que se realizan a los vehículos con carácter extraordinario, generalmente para cumplir con determinados requerimientos legales.